o
“La casa de tod@s”
El Centro Social y Cultural Olga Vázquez
“
(P. Freire)
Un cable amarillo sale de la máquina soldadora y en su recorrido rodea un bombo murguero, pasa por debajo de alguien que trabaja con una pala, muy cerca de ellos alguno lee y otro realiza un osado movimiento de capoeira. El cable da una vuelta y se transforma en la calle por la que transita una moto que reparte pizzas, y unas cuantas casitas y ranchos forman parte del camino. Vuelve a su forma de cable para alimentar de electrones la herramienta de una niña herrera, que trabaja intentando soldar una luna de chapa que sobresale en el frente del Centro Social y Cultural Olga Vázquez. El grupo de muralistas “Sien volando”, con el mural que diseñaron a partir de nuestras prácticas, y que pintamos todos juntos, nos da una mano para explicar quiénes somos, qué hacemos, y de qué forma lo hacemos.
En la calle 60 entre 10 y 11 de la ciudad de
El espacio estaba abandonado, pertenecía a una escuela (“Centro pedagógico
“El Olga” fue cobrando cada vez más vida y más juventud, con talleres de capoeira, tai-chí, cerámica, literatura, murga estilo uruguaya y rioplatense. Allí se reúnen diversas agrupaciones de trabajo barrial, el Frente Popular Darío Santillán, el Movimiento Intersindical Clasista,
A mitad del año pasado llegó a la casa una notificación de remate que puso en riesgo nuevamente la vida del “Olga”. La calle 60 entre 10 y 11 es un lugar estratégico para el negocio inmobiliario, que produce cada vez más edificios en nuestra ciudad arrasando con los pocos espacios comunitarios que nos quedan. Esto apuró los tiempos de la causa de quiebra que dormía en los tribunales, a causa de la ambición de intereses particulares, no repara en destruir fuentes de trabajo, espacios de encuentro ni experiencias educativas. La ciudad está cada día más llena de edificios, estos elefantes de cemento representan el negocio de unos pocos y la precarización de la vida de muchos: espacios de 2x2 con altísimos alquileres usureros contra los estudiantes; quitan la presión de agua al resto del barrio, y funcionan como paredes que le impiden al sol llegar a la ventana de las casas mas bajas.
Pese a las amenazas de desalojo, el sol en el C.S. y C. Olga Vázquez siguió iluminando, porque tenía un motor propio. Desde la colmena salieron todas las expresiones artísticas, políticas y laborales que la habitan. Innumerable cantidad de encuentros, ferias, números artísticos, marchas coloridas; en el barrio, en las plazas y en las calles se fue dando lugar a la expresión de lucha que, después de un largo y apurado peregrinar por los despachos fríos de la legislatura, el 7 de diciembre de 2008 le arrancamos la firma a Felipe Solá en los últimos días de su mandato como gobernador y conseguimos
Frente a una cultura mercantilizada, del individualismo, de la aceptación pasiva de la realidad, que se presenta como única y vencedora y que no tiene otro proyecto para los sujetos que el de ser consumidores o morir en el intento, en “El Olga” convivimos distintas organizaciones y manifestaciones culturales haciendo camino para ir creando una cultura de la resistencia, de la rebeldía, de la libertad. Es el espacio donde podemos encontrarnos, para potenciarnos y valorizar el rol de la alegría, de la creación, del cuerpo, del jugarse, en la construcción de una nueva cultura, inclusiva, diversa, revolucionaria. Este triunfo del 7 de diciembre, nos obliga a multiplicar nuestra iniciativa, junto a otros esfuerzos, en el aporte a la invención colectiva de una cultura antagónica de la dominación, al cuestionamiento del conjunto de valores que reproducen el capitalismo, a la creación de un nuevo tipo de vínculos entre los militantes que hoy son parte de la resistencia, a la creación de una cultura de solidaridad y de rebeldía.
La experiencia del “Olga” nos dejó en claro que “El trabajo, la cultura y los derechos humanos no se negocian”.
La propiedad colectiva implica nuevos desafíos en la construcción de nuevas relaciones pedagógicas, nuevas formas de producción y nuevos lazos militantes que nos unen en la resistencia. Esos desafíos nos interpelan, y convertidos en electrones que se aceleran, se excitan y se mezclan dentro del cable amarillo que recorre todas las expresiones, culminan ayudando a la niña herrera del mural, a construir nuestros propios astros como guía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario