Una rima para enseñar y aprender
“Cuando todos mueren y todos en dios creen,
yo soy el único que vive
al que todos persiguen
Tengo el material, tengo la clave
y soy el único que de la puerta del infierno
tiene la llave
Problemas acumulados por años,
pesadillas en sueños con miedo
y mucho daño
Ahora tengo el don,
de ponerle el ritmo perfecto a esta canción”
“Vamos a poner la firma a esto, soy argentino por eso protesto”,
Producción del taller de Hip Hop 2006
yo soy el único que vive
al que todos persiguen
Tengo el material, tengo la clave
y soy el único que de la puerta del infierno
tiene la llave
Problemas acumulados por años,
pesadillas en sueños con miedo
y mucho daño
Ahora tengo el don,
de ponerle el ritmo perfecto a esta canción”
“Vamos a poner la firma a esto, soy argentino por eso protesto”,
Producción del taller de Hip Hop 2006
Alguien me dijo alguna vez que “en educación popular no contamos las experiencias exitosas, contamos las conflictivas, lo que no nos salió... porque se entiende que es en los momentos de crisis en los que se aprende si se reflexiona, y porque además en educación popular las cosas nunca suelen salirnos como las pensamos, o no se disimula el devenir de la práctica… o las características de la práctica...”.
Tal vez así surgió el Taller de Hip Hop del barrio de Villa Argüello en Berisso. De la intención inicial de formar otro tipo de un grupo, en el que se trabajase sobre cuentos de fútbol. Pero, si bien las cosas no salieron exactamente como fueron planeadas en un primer momento, el resultado es más que interesante.
Por el año 2005, un grupo de adolescentes del barrio se juntaba, como en casi todos los barrios de Berisso, a jugar picados. Un día, Juan (hoy uno de los coordinadores del taller de Hip Hop) propuso la idea de reunirse a leer cuentos relacionados con el fútbol al final de cada picadito.
La propuesta tuvo aceptación pero al ir participando de ese espacio, otros temas fueron surgiendo…la música, en especial Eminem, comenzó a ser un tema compartido entre los chicos. Dado el marcado interés de los adolescentes sobre este tema y que la idea de trabajar con cuentos de fútbol se iba diluyendo, el taller, poco a poco, fue cambiando y comenzaron a reunirse para escuchar las letras de hip-hop y charlar sobre los distintos grupos.
A los meses, el Taller de Hip Hop tomó su forma propia y las rimas empezaron a empapar las calles y las paredes de Villa Argüello.
Para entender el funcionamiento del taller hay que saber que el hip hop tiene cuatro elementos: las letras, el baile, el graffiti y las bandejas. En el taller trabajan con todos ellos menos las bandejas “porque son muy caras”. Cuando las integrantes de Actitud María Marta visitaron el barrio y participaron del Villa Argüello Vivo III (un festival que se realiza varias veces al año en el Centro Recreativo y Deportivo Villa Argüello), les dijeron a los chicos del taller que para ellas existía un quinto elemento y ése era el compromiso con los cambios sociales.
El taller
El Taller de Hip Hop se realiza los martes y domingos en el CDR Villa Argüello. “El Chino” (Juan) y Marco (integrantes de la Organización Territorial Juanito Laguna) coordinan el taller; ellos consideran que su rol dentro del mismo es de “proponerles otra forma de organizarse y vivenciar desde esas mismas prácticas el hecho de que todos somos iguales, que tenemos el mismo derecho para hablar y decir lo que pensamos. Se trata de promover valores como la solidaridad, la unión, la justicia…”
Al hablar sobre el funcionamiento del taller cuentan que hay un momento en el que todos se reúnen en ronda y planifican juntos qué es lo que se va a hacer ese día. A veces bailan, otras se dedican a hacer letras o a diseñar un graffiti, otros días se reparten las actividades.
“Ahora están muy enganchados con el baile –comenta el Chino-. Escuchamos un grupo de hip hop que se llama F. A. (Fuerte Apache) y otro grupo chileno que hacen educación popular y que tienen letras que son disparadores de muchos intercambios de opiniones”.
Una de las discusiones que se dio en el grupo fue sobre una de las prácticas del hip hop que se denomina “batallar”. La batalla es lo más parecido a una payada en la que gana el que deja sin palabras al otro. “En general en hip hop las batallas son muy agresivas, es casi una pelea sin pegarse, se insultan y la idea siempre es demostrar que uno es el mejor. A algunos chicos les gusta batallar porque dicen que es un ejercicio para desarrollar la improvisación”, señala.
Desde el taller se trata de trabajar e indagar otras formas de hacer hip hop: “el rap habla de que no importa ver quién es el mejor, no tiene sentido competir y seguir fragmentando los grupos de gente que hace hip hop (característica muy fuerte en ese ámbito). Para nosotros la idea es destacar el valor de lo colectivo para luchar por lo que uno quiere”…pero la discusión sigue presente, algunos batallan para dar otro mensaje y otros directamente no se “prenden” cuando los invitan a batallar. La metodología que proponen los coordinadores para desarrollar la improvisación es trabajar sobre un tema que “se tira”, que surge y que generalmente está vinculado al propio barrio, a su realidad, y en ronda van rapeando las frases, las rimas que les sugiere la temática.
Con respecto a los conflictos que atravesó el grupo, muchos tuvieron que ver con las mismas rivalidades que existían entre los adolescentes en la vida diaria del barrio y que se trasladaron al espacio del taller.
Tanto El Chino como Marco están convencidos de que los chicos que participaron del taller produjeron un cambio –en mayor o menor medida según la personalidad de cada uno- a partir de la experiencia del taller.
“Ellos mismos reconocen que tenían otros valores – señala el Chino-, muchos ya no tienen interés por competir, sienten como propio tanto el espacio del taller como el del Club y se suman a las distintas actividades que ahí se realizan”. Luego concluye “los chicos cambiaron su forma de ver la realidad. De rapear sólo de su barrio y competir pasaron a reconocerse en otras realidades y en otros colectivos. Quieren enseñar el hip hop en otros barrios, el 25 y 26 de junio participaron de la vigilia y marcha por los cinco años de la masacre de Avellaneda y hace poco pidieron conocer la casa Anahí[1]. Son actitudes más que significativas”.
En una de las actividades que se realizó en el Centro Cultural Olga Vázquez (60 e/ 10 y 11) el grupo que se conformó en el espacio del taller, y que lleva de nombre Alto Voltaje, hizo una de sus presentaciones públicas. En el lugar estaba presente el papá de Claudia Falcone (una de las chicas secuestradas y desaparecidas en la denominada Noche de Los Lápices). Jorge Falcone se emocionó tanto al ver el grupo que decidió escribirles una letra que tituló “Reggaeton de Villa Argüello”. Es probable que si uno pasa por el club de Villa Argüello cuando comienza a caer la noche en ese espacio que, por algunos puede ser considerado una frontera entre el asfalto y la tierra, pero que para todos los integrantes del taller es un puente entre dos realidades, pueda escucharse cada vez más fuerte y con ritmo de rap: “…éste es nuestro territorio que estamos marcando, con nuestro rap estamos luchando…”
[1] www.asociacionanahi.org.ar
Tal vez así surgió el Taller de Hip Hop del barrio de Villa Argüello en Berisso. De la intención inicial de formar otro tipo de un grupo, en el que se trabajase sobre cuentos de fútbol. Pero, si bien las cosas no salieron exactamente como fueron planeadas en un primer momento, el resultado es más que interesante.
Por el año 2005, un grupo de adolescentes del barrio se juntaba, como en casi todos los barrios de Berisso, a jugar picados. Un día, Juan (hoy uno de los coordinadores del taller de Hip Hop) propuso la idea de reunirse a leer cuentos relacionados con el fútbol al final de cada picadito.
La propuesta tuvo aceptación pero al ir participando de ese espacio, otros temas fueron surgiendo…la música, en especial Eminem, comenzó a ser un tema compartido entre los chicos. Dado el marcado interés de los adolescentes sobre este tema y que la idea de trabajar con cuentos de fútbol se iba diluyendo, el taller, poco a poco, fue cambiando y comenzaron a reunirse para escuchar las letras de hip-hop y charlar sobre los distintos grupos.
A los meses, el Taller de Hip Hop tomó su forma propia y las rimas empezaron a empapar las calles y las paredes de Villa Argüello.
Para entender el funcionamiento del taller hay que saber que el hip hop tiene cuatro elementos: las letras, el baile, el graffiti y las bandejas. En el taller trabajan con todos ellos menos las bandejas “porque son muy caras”. Cuando las integrantes de Actitud María Marta visitaron el barrio y participaron del Villa Argüello Vivo III (un festival que se realiza varias veces al año en el Centro Recreativo y Deportivo Villa Argüello), les dijeron a los chicos del taller que para ellas existía un quinto elemento y ése era el compromiso con los cambios sociales.
El taller
El Taller de Hip Hop se realiza los martes y domingos en el CDR Villa Argüello. “El Chino” (Juan) y Marco (integrantes de la Organización Territorial Juanito Laguna) coordinan el taller; ellos consideran que su rol dentro del mismo es de “proponerles otra forma de organizarse y vivenciar desde esas mismas prácticas el hecho de que todos somos iguales, que tenemos el mismo derecho para hablar y decir lo que pensamos. Se trata de promover valores como la solidaridad, la unión, la justicia…”
Al hablar sobre el funcionamiento del taller cuentan que hay un momento en el que todos se reúnen en ronda y planifican juntos qué es lo que se va a hacer ese día. A veces bailan, otras se dedican a hacer letras o a diseñar un graffiti, otros días se reparten las actividades.
“Ahora están muy enganchados con el baile –comenta el Chino-. Escuchamos un grupo de hip hop que se llama F. A. (Fuerte Apache) y otro grupo chileno que hacen educación popular y que tienen letras que son disparadores de muchos intercambios de opiniones”.
Una de las discusiones que se dio en el grupo fue sobre una de las prácticas del hip hop que se denomina “batallar”. La batalla es lo más parecido a una payada en la que gana el que deja sin palabras al otro. “En general en hip hop las batallas son muy agresivas, es casi una pelea sin pegarse, se insultan y la idea siempre es demostrar que uno es el mejor. A algunos chicos les gusta batallar porque dicen que es un ejercicio para desarrollar la improvisación”, señala.
Desde el taller se trata de trabajar e indagar otras formas de hacer hip hop: “el rap habla de que no importa ver quién es el mejor, no tiene sentido competir y seguir fragmentando los grupos de gente que hace hip hop (característica muy fuerte en ese ámbito). Para nosotros la idea es destacar el valor de lo colectivo para luchar por lo que uno quiere”…pero la discusión sigue presente, algunos batallan para dar otro mensaje y otros directamente no se “prenden” cuando los invitan a batallar. La metodología que proponen los coordinadores para desarrollar la improvisación es trabajar sobre un tema que “se tira”, que surge y que generalmente está vinculado al propio barrio, a su realidad, y en ronda van rapeando las frases, las rimas que les sugiere la temática.
Con respecto a los conflictos que atravesó el grupo, muchos tuvieron que ver con las mismas rivalidades que existían entre los adolescentes en la vida diaria del barrio y que se trasladaron al espacio del taller.
Tanto El Chino como Marco están convencidos de que los chicos que participaron del taller produjeron un cambio –en mayor o menor medida según la personalidad de cada uno- a partir de la experiencia del taller.
“Ellos mismos reconocen que tenían otros valores – señala el Chino-, muchos ya no tienen interés por competir, sienten como propio tanto el espacio del taller como el del Club y se suman a las distintas actividades que ahí se realizan”. Luego concluye “los chicos cambiaron su forma de ver la realidad. De rapear sólo de su barrio y competir pasaron a reconocerse en otras realidades y en otros colectivos. Quieren enseñar el hip hop en otros barrios, el 25 y 26 de junio participaron de la vigilia y marcha por los cinco años de la masacre de Avellaneda y hace poco pidieron conocer la casa Anahí[1]. Son actitudes más que significativas”.
En una de las actividades que se realizó en el Centro Cultural Olga Vázquez (60 e/ 10 y 11) el grupo que se conformó en el espacio del taller, y que lleva de nombre Alto Voltaje, hizo una de sus presentaciones públicas. En el lugar estaba presente el papá de Claudia Falcone (una de las chicas secuestradas y desaparecidas en la denominada Noche de Los Lápices). Jorge Falcone se emocionó tanto al ver el grupo que decidió escribirles una letra que tituló “Reggaeton de Villa Argüello”. Es probable que si uno pasa por el club de Villa Argüello cuando comienza a caer la noche en ese espacio que, por algunos puede ser considerado una frontera entre el asfalto y la tierra, pero que para todos los integrantes del taller es un puente entre dos realidades, pueda escucharse cada vez más fuerte y con ritmo de rap: “…éste es nuestro territorio que estamos marcando, con nuestro rap estamos luchando…”
[1] www.asociacionanahi.org.ar
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